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Sistema inmunológico: 5 preguntas con respuesta

Sistema inmunológico: 5 preguntas con respuesta

El cuidado de su sistema inmunológico requiere un enfoque de 360 grados y debe ser una prioridad a largo plazo.

El cuidado de su sistema inmunológico debe estar en la parte superior de su lista. Además, no solo debes preocuparte por el otoño o el invierno, sino durante todo el año. La protección contra las infecciones es solo una parte de lo que hace nuestro sistema inmunológico. También es nuestro principal sistema de vigilancia del cáncer, está involucrado en el crecimiento, la curación, la reparación y la recuperación del ejercicio, la creación de tolerancia a las cosas buenas de nuestro entorno (como los alérgenos potenciales), el manejo de la forma en que envejecemos, el embarazo e incluso la salud mental.


1. ¿Qué es el sistema inmunológico?

Aunque nos referimos a él en singular, el sistema inmunológico es un conjunto complejo de diferentes tipos de células. Se puede encontrar en todo el cuerpo, pero tiende a agruparse en las barreras corporales, como el tracto digestivo o los pulmones, donde también existe una mayor exposición al medio ambiente. También incluye cosas como el moco o la microbiota (bacterias buenas que se encuentran en nuestro cuerpo) que trabajan junto con las células inmunes para protegernos. Y, a pesar de que se ha hablado mucho de hacer un "refuerzo del sistema inmunológico", lo que realmente queremos es que esté equilibrado.


2. Factores que pueden comprometer el sistema inmunológico

Hay numerosas cosas que pueden comprometer nuestra inmunidad. Factores como la genética, cómo nacemos y cómo nos alimentamos cuando somos bebés, nuestro género, edad o posición geográfica están fuera de nuestro control. Pero factores como la masa muscular y la grasa, nuestro patrón dietético (micronutrientes, fibra, omega-3 y proteínas), el sueño, el estrés, la salud intestinal o el ejercicio es algo en lo que podemos dedicar un tiempo.


3. ¿Qué puedo hacer para mantener un sistema inmunológico saludable?

No podemos controlarlo todo, pero podemos ayudar: la alimentación, el sueño, el ejercicio y el manejo del estrés deben ser las principales prioridades.


Alimentación

Lo ideal es tratar de comer bien, de manera constante, para evitar deficiencias nutricionales. Olvídese de las dietas yo-yo. Concéntrese primero en su dieta, porque la verdad es que muchos de los nutrientes más importantes no se encuentran en las píldoras. También recuerde que la microbiota intestinal tiene una gran influencia en su salud general y en la de su sistema inmunológico.

No obtener suficiente proteína también es una de las principales causas de inmunodeficiencia en todo el mundo. La hidratación es importante para las barreras mucosas de nuestro cuerpo, como las que se encuentran en nuestros intestinos o pulmones, ya que mantiene esta mucosidad con una buena consistencia para ayudar a prevenir la entrada de gérmenes. El sistema linfático también gana si nos mantenemos hidratados. La linfa, un líquido transparente, es el sistema circulatorio que permite que las células inmunitarias se muevan por el cuerpo y realicen su función de vigilancia. También desintoxica y elimina los desechos metabólicos de nuestras células, tejidos y órganos, llevándolos al hígado para su rechazo. También transporta nutrientes por todo el cuerpo.


Sueño 

El sueño es realmente importante para el buen funcionamiento del sistema inmunológico (descubre aquí 5 hábitos para un sueño de calidad). La melatonina que producimos cuando dormimos es muy reconstituyente y antiinflamatoria. Trate de mantener la misma hora de acostarse y despertarse. Idealmente, debería dormir entre 7 y 9 horas por noche.


Ejercicio

A partir de los 30 años empezamos a perder masa muscular. Y, sin contar la parte estética, la cuestión es que los músculos son bastante rejuvenecedores para nuestro sistema inmunológico. Si necesitas un plan de entrenamiento, compruébalo aquí. Es importante que el esfuerzo que ponga en el entrenamiento se extienda a la recuperación. No comer adecuadamente antes o después del entrenamiento o exagerar puede ser perjudicial para su sistema inmunológico.


Estrés

Tendemos a minimizar el impacto físico del estrés y nos olvidamos del poder que tiene sobre nuestra inmunidad. A veces podemos sentir que el estrés es psicológico, pero siempre biológico. Si estamos constantemente estresados, es entonces cuando somos más vulnerables a las infecciones.


5. ¿Qué tienen que ver las calorías con la inmunidad?

Crear una respuesta inmunológica es energéticamente costoso y nuestro sistema inmunológico está estrechamente relacionado con nuestro metabolismo, y tiene formas de detectar la cantidad de alimentos que consumimos. Si consumimos constantemente menos calorías, esto puede afectar negativamente nuestra capacidad para combatir las infecciones, sin mencionar que también puede dejarnos deficientes en nutrientes importantes como las proteínas, que son fundamentales para la producción de moléculas inmunitarias como los anticuerpos. Por otro lado, si consumimos constantemente un exceso de calorías, será necesario almacenar ese exceso de energía. Lo que puede terminar como lo que llamamos tejido adiposo visceral: la grasa alrededor de nuestra cintura y también entre nuestros órganos. Estas células grasas pueden aumentar de tamaño cuando comemos de manera constante y esto crea estrés metabólico y causa una inflamación innecesaria en nuestro sistema inmunológico.